jueves, 13 de septiembre de 2007

El santuario

Por petición popular, y aprovechando un reciente baldeo del mismo, procedo a mostraros el tallercico. Para que se vea que no se necesita nada espectacular para meterse en estos lios.

Tengo el santuario montado en el garaje (o cochera), principalmente dentro de un cuartito, pero los trastos rebosan y también salen fuera.

Aquí vemos una pared lateral del garaje, con estanterías llenas de trastos, una Vespa del '56 y una Primavera desmontadas, y bajo las telas la OSSA Enduro del '73 y mi trialera tristemente abandonada, gracias a los ecologistas taaaan simpáticos que tenemos en este país.



Siguiendo la misma pared vemos una de las dos mesas de dibujo grandes que conseguí cuando cambiaron el mobiliario en un trabajo que tuve en una vida anterior. Son de madera, recias, magníficas. A un lado la cabina de arenado y encima un oredenador que debería servir para consultar fotos y manuales, pero es demasiado viejo y no tira...



... y al fondo la entrada del tallercico. Lo que no sé es qué hace mi cello enmedio de la foto.



Y aquí la otra mesa, que demuestra la máxima de que cualquier superfície plana en un taller estará siempre ocupada por trastos. Al fondo la subida a la casa.



Y entramos en el taller, encontrándonos en un lateral un banco de trabajo "hand made" a partir de un cabezal de cama. El imprescindible tablero para colgar herramientas, y el arradio.



En la pared del fondo unos muebles que formaban parte de un antiguo comedor, con multitud de cajones y estanterías llenos de cosas, más o menos bien clasificadas.



Al fondo, el rincón con el trono de emergencias.



En el otro lateral, un antiguo mueble alto de aquellos que se ponían sobre una cama, debajo del cual se instaló una encimera también "hand made" con un fregadero de cocina procedente de vertedero.
Nótese a la derecha colgado un recuerdo de mis nunca suficientemente estimados ni alabados ecologistas patrios.
Y algunos reconocerán la garrafa bajo el fregadero... ;-)



Finalmente la pared de la entrada, con una escalera estratégicamente colocada a modo de secadero de piezas pintadas, y un teléfono con unos cuantos lustros a la espalda, a parte del típico corcho en el que no se cuelgan más cosas porque no hay más chinchetas...



Ya lo veis. Todo muy prosaico. Lo único que es indispensable en este negocio es el espacio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Jodo-floro....!

¡Qué chuli..!

Oye, no jodas que lo que llamas "cello" es un "chelo", y que tú sabes tocarlo, porque flipo que no veas, macho.

Eso es un parato de fabricar musica ¿no? Lo sé porque lo vi en una peli del 007. Lo tocaba una peazo rubia, lo montaban en el Aston Martin y luego lo usaban de trineo...

O sea que te cascas unas coplillas con la bandurria esa y a continuacion te pones a restaurar la Guzzi...¡Con dos cojones!

Tío, me quito el sombrero...

Javitxu

Agustín dijo...

Pues sí Javitxu, Cello, de Violoncello.

Y me has encontrado otra frikada: las pelis de James Bond.

La película en cuestión es 007:Alta Tensión, con el penoso Timothy Dalton haciendo de Bond. La rubia (la feucha Maryam D'Abo) tocaba un cello (hay una escena en que toca la Suite nº1 de Bach) dando bastante el pego, y el coche es un Aston Martin Volante del '86.

No es la peor peli de Bond, y Dalton sería capaz de hacerlo aún peor en su segunda (y afortunadamente última) entrega.

Anónimo dijo...

Estupendo taller, perfectamente equipado...¡hasta con "trono"!
Cuando yo sea mayor, voy a tener uno como ese (o mejor, ya veremos)
Un abrazo.