Existe un amplio debate sobre la conveniencia o no de intentar arrancar una moto antes de empezar a desmontarla para acometer su restauración. Hay argumentos a favor y en contra de ambas opciones, y me confieso entre el grupo de agonías impacientes que agarran las herramientas y se ponen a desmontar de forma compulsiva. No tiene mayor problema.
Siguiendo esta máxima, me tiré directamente al desmontaje del tema.
El chasis Tonti de las Guzzi tiene la particularidad de ser desmontable en la parte inferior del motor, de forma que podemos levantar el chasis completo (carroceria incluida si se desea) basculando sobre la rueda delantera, dejando el motor apoyado sobre el caballete central. Un lujazo de accesibilidad mecánica.
Eso sí, deberemos antes retirar la rueda trasera y el basculante, apoyar el cárter para que no caiga al suelo, y desvincular todos los cables eléctricos y de mandos (acelerador, cuentakm, cuentarev, etc.) entre las dos partes a separar.
Quitaremos los dos tornillos elanteros y los cuatro traseros que unen los largueros inferiores del chasis al resto del cuadro, el eje delantero de sujeción del motor al chasis y podremos separar las dos partes.
Una vez separados podremos sacar el eje trasero de los largueros y desvincularlos del motor, eso sí, apoyándolo a su vez en su parte trasera, y pedir a un amigo forzudo que nos ayude a subirlo a un banco. Pesa. Un huevo. ;-D
Por cierto, evidentemente existen unos soportes de motor Guzzi regulables en altura y que sujetan al mismo por el cárter, pero dos neumáticos y un par de tacos de madera salen más baratos. Cutres, pero baratos.
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